Arte y oficio, nada más y nada menos // // por Oriol Serra, DWTC, 06/2019

No hay mejor manera de celebrar el día de la música que con toda una prueba de amor a tu propia música. Ana Béjar publica hoy "todo lo que digo", un EP donde se dedica a llevar a su terreno piezas originales de Nick Cave, Beachwood Sparks, Donna Summer y Vic Chesnutt. Hablamos de ello en DANCING WITH THE CLOWN

A veces, el acto de hacer una versión puede acontecer que sea una muy buena ocasión para que un músico ponga sobre la mesa todo su arte y oficio. El hecho de tomar una composición ajena, desnudarla hasta la más absoluta esencia y acabarla reformulando como si se tratara de una creación propia -hacérsela suya, como suele decirse coloquialmente-, nada más y nada menos. Ana Béjar no sólo lo tiene clarísimo, sino que acumula todo el arte, todo el oficio y toda la experiencia de quien durante tres décadas se ha dedicado a la música independiente, avanzándose a su tiempo al frente de aventuras como Usura y navegando a contracorriente con unos Orlando que facturaban nuggets sonoros en clave Americana cuando este término todavía no se utilizaba en esta banda de los Pirineos. 

Coincidiendo con la conmemoración del Día de la Música, y como sI de una prueba de amor a la propia música se tratara, la de Jerez publica hoy mismo un EP de versiones, "Everything I Say" (2019, Madrugada Records), que quiere ser el preludio de un nuevo álbum con temas propios y que llega tres años después del primer plástico que firmó con su nombre -"The Good Man" (2016)-. Cuatro piezas y (sobre todo) cuatro artistas que a priori poca cosa tienen que ver los unos con los otros, pero a los cuales Béjar ha sabido dar cobijo bajo un mismo paraguas. De este modo, Nick Cave y Vic Chesnutt alternan sin problemas con Beachwood Sparks y (atención) Donna Summer. Y el resultado global ofrece nuevas perspectivas de un repertorio tan ecléctico sobre el papel como coherente sobre el terreno. 

La pieza más sorprendente del conjunto probablemente sea "I Feel Love", el trencapiste discotequero de Summer, que Béjar deconstruye hasta transportarlo a medio camino del blues más corrosivo y terminal, y de los parámetros más hipnóticos de la música industrial. Decibelios en expansión que se contraponen con la calma tensa de la esquelética aproximación a "The ShipSong" (Cave) con que se abre el disco, y sobre todo con una desolada lectura de "Ponce De Leon Blues" (Beachwood Sparks) que frota las coordenadas sonoras de unos Cowboy Junkies o de los primeros Low. Finalmente,"Everything I Say" (Chesnutt) rebaja el arsenal eléctrico del original en favor de unos ecos Americana que invocan por instantes a la Lucinda Williams más pantanosa. Arte y oficio, nada más y nada menos.